¿Cómo comenzar a administrar tu patrimonio?

Puntos clave

Tener un patrimonio sólido es un proceso de constante cuidado, gestión y proyección hacia el futuro. Para quienes ya han acumulado activos, bienes y capital financiero, el reto está en administrarlos de manera inteligente con el fin de protegerlos, hacerlos crecer y asegurar el bienestar de su familia a largo plazo.

La administración patrimonial implica combinar estrategias de gestión financiera, inversión diversificada y protección de riesgos, todo bajo una visión de metas claras y alineadas a la evolución económica global. Si bien las personas que se interesan por la creación y desarrollo de su patrimonio pueden considerar la planificación como una prioridad dentro de su estrategia financiera, ¿cuántos verdaderamente llevan esta práctica a cabo?

¿Qué significa tener un patrimonio?

En términos financieros, se entiende como el conjunto de activos menos pasivos que una persona posee. El patrimonio no solo está compuesto por bienes inmuebles o inversiones financieras, sino también por intangibles como ahorros para el retiro y, en muchos casos, participaciones empresariales.
 
Más allá de la definición técnica, tener un patrimonio significa contar con una base económica que respalda tu estilo de vida, te permite enfrentar contingencias, abre la puerta a oportunidades de inversión y la proyección de tu legado a futuro. En 2023, México tenía solo 52% de personas mayores de 18 años con algún instrumento de ahorro formal o informal, según datos del INEGI; mientras que en 2020 la CONDUSEF señalaba que únicamente el 15% lo tenía, demostrando un creciente interés por su planeación financiera.

¿Cómo administrar tu patrimonio de manera inteligente?

Una administración patrimonial eficiente requiere disciplina y planeación. El primer paso es tener un diagnóstico claro: conocer el valor real de tus activos y pasivos, así como el flujo de efectivo disponible.   Los especialistas recomiendan revisar periódicamente el portafolio y mantener liquidez para imprevistos. Asignar al menos un 20% de tu capital a instrumentos líquidos podría ayudar a enfrentar mejor las crisis económicas. Además, es esencial contar con asesoría profesional que te permita identificar oportunidades fiscales y de inversión en función del perfil de riesgo.

Diversifica tus inversiones: crece tu dinero y mantente protegido

Diversificar es uno de los puntos imprescindibles cuando se aborda la gestión patrimonial. Se trata de repartir el capital en diferentes tipos de activos con el objetivo de reducir riesgos y maximizar rendimientos.   Un portafolio diversificado significa menor volatilidad en periodos de crisis, en comparación con los portafolios concentrados. Por lo tanto, diversificar no solo protege, también podría asegurar tu crecimiento patrimonial.

Alguien está sentado en una sombra hoy porque alguien plantó un árbol hace mucho tiempo”

- Warren Buffett

¿Cómo se ve tu “yo” inversionista en el futuro?

La importancia de proyectar cuáles son tus objetivos financieros definirá cómo debería de ser tu portafolio. Establecer metas financieras específicas permite asignar los recursos de forma eficiente, éstas pueden ir desde cómo planear unas vacaciones o cómo traspasar tu legado familiar.

Los inversionistas con objetivos definidos tienen más probabilidad de alcanzar sus metas financieras que quienes invierten sin un plan estructurado; puedes utilizar diferentes metodologías como los objetivos SMART (por sus siglas en inglés: específico, medible, alcanzable, relevante y en tiempo). Asimismo, debes contemplar plazos/periodos, escenarios económicos y mecanismos de ajuste ante cambios en la economía global o en tu situación financiera.

Protección de tu patrimonio: seguros y planeación hereditaria

Proteger el patrimonio es tan importante como hacerlo crecer, esto implica blindarse contra riesgos imprevistos y tener una planeación hereditaria. Elaborar un testamento o establecer fideicomisos permite garantizar que los activos se transmitan conforme a los deseos del titular, evitando conflictos familiares y cargas fiscales innecesarias.