Las ventas a crédito son indispensables para muchas empresas, ya que aceleran su crecimiento, sin embargo, representan un importante desafío: la acumulación de las cuentas por cobrar, que a menudo afecta la liquidez.
Durante 2022, la liquidez promedio de las empresas (es decir, su capacidad financiera para mantenerse operando) se redujo a 20 días, luego de mantenerse en 32 días durante 2021. De acuerdo con información de Forbes, la demora en la cobranza es la tercera causa de quiebra para las pequeñas y medianas empresas.
Con estos datos no queda duda de que la cobranza es una etapa clave en el proceso de ventas, de esta depende directamente la capacidad del negocio para hacer frente a sus compromisos financieros, continuar con sus operaciones y generar rendimientos.
Gestionar la cobranza adecuadamente es de tal importancia que muchas empresas asignan a una persona responsable para este proceso. Su misión es la recuperación de los activos en cuentas por pagar, para transformarlos en efectivo y garantizar márgenes saludables de liquidez.